viernes, 24 de febrero de 2017


Qué triste es aquello de no encajar en los estándares.
Qué triste es ver a diario, por todos lados cuerpos perfectos, voces perfectas,
perfiles y rostros perfectos.
En las redes, en el transporte, en los modelos y hasta en los colegios.
Qué pena que mi cuerpo no se ajuste a ningún estándar de belleza, llegando a la conclusión de que soy casi amorfo. Con una figura que: "¡válgame dios!", en los círculos del culto al cuerpo. En ese lugar donde ni si quiera como flaco se sirve porque lo de hoy es tener marcado el cuerpo por todas partes; los tríceps, abdomen, cuádriceps, pectorales y hasta genitales.
Peor aún es y todavía más triste que en este momento, en este mundo lleno de prejuicios
y del estándar perfecto, uno este perdido, disperso, triste y sin saber cuánto se vale, no para ellos,
si quiera saberlo para ti mismo.

Dany R.-


 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario