domingo, 18 de septiembre de 2016


Te declaro culpable.


Te declaro culpable de ser quien sos,
de haber llegado
sin videncia ni advertencia.
Y aunque sin pretensión tuya,
ahora que estas te adueñas de mis noches,
de mis sueños, de mi cariño y de los suspiros que
antes eran por la nada.

Te culpo por hacerme sentir primaveras y veranos
en las lunas que alumbran los claros de mi vida,
por hacerme desear no querer otro roce y calor que
el de tus manos en mi cuerpo.
Por tus miradas de cariño que se cruzan con la mías
y sin más dificultad abren el postigo,
donde creía estaba bien guardado mi cariño,
todo mi amor y todos mis afectos.

Vos, cariño, vos, tenés la culpa.
Tu muy manera de querer
y las formas muy tuyas de hacérmelo saber,
por tu alma joven y la mía tan vieja
y no te importa y a mí no me acongoja,
porque tú eres y porque yo soy
y sabemos de sobra que eso es una condición
que no se discute, que es intocable.

Y por las muchas lunas de octubre que
aún no conozco de ti, quiero quedarme a contemplar
hasta que la luna sea menguante.
Y porque de sobra sé que a alguien como yo
tus días nublados van a empapar los rincones de mis ojos,
¿qué importa? , yo quiero quedarme hasta la luna llena y
contemplarla a tu lado.

Tú tienes la culpa, por querer darte todo lo que tengo.
¿Sabes?, no tengo mucho que ofrecer más que tiempo,
mis emociones, los sueños, mi dedicación, mi oído,
mi paciencia, mi cuerpo,
mis pies y mi sexo.
Cuídalo, porque es todo lo que tengo.
Cuídalo, que lo que tú me das y puedas darme también 
lo voy a cuidar.


Por último, yo te hago responsable por ser
aquel con quien quiero terminar
la aventura de descubrir la vida; sin importar
nuestras tormentas o lunas llenas,
espero así sea.
Dany R.-