martes, 19 de julio de 2016


Me siento vacío, de letras, de mí.
Siento mucho y luego me invade nada,
casi nada de aquello que siento puedo escribirlo
 y entonces para sorpresa digo mucho.
Alma mía perdóname por  haberme privado de ti,
por apartarme de tu seno.

Estoy cansado y me duelen los hombros,
tal vez pesan las injurias y malos entendidos.
Ya no sé que cargo, pero es pesado, duele
 y causa fatiga.
“¿Que tengo doctor?”, le pregunto preocupado
y no sabe cómo responder.
“¿Es grave?”, vuelvo a decirle y el silencio lo invade.
“Pobre tipo”, piensa el médico para sí mismo
y yo le noto el pensamiento.
“Está al borde del abismo”,
le respondió el sujeto con dolor en sus ojos y pestañas.

Este espejo no engaña, debería creer el diagnostico
creo que yo también lo siento
y podría decirse que desde tiempo atrás
casi lo sospecho.
“¿Cuánto tiempo?” Volví a replicar
“hasta que no haya esperanza alguna”,
me respondió muy sínico.

No importa cuanta impotencia haya,
que aunque oxidada la gris materia
y empolvada el alma,
aun con los cansados hombros
y las ilusiones masticadas alguien me dijo:
“mientras haya esperanza”

Dany R.