domingo, 21 de mayo de 2017


No solo dios está en la lluvia, también estas tu.
Para un alma nostálgica,
para esta desgastada mente romance
la lluvia en la ventana tiene un efecto embriagante.
Por ejemplo tu recuerdo
y si llueve te siento un poquito cerca.

La ventisca y frio no solo es un ratito nostalgia,
también es deseos.
Antes de saberte me pregunte como serias,
quien serias,
si llegaría el día de encontrarte.

Ahora que se me esa respuesta
mi pregunta es si, como yo desearas quedarte.
Entonces llegan los bonitos supuestos
y se escurren
y se van…
Pero eso no preocupa,
eres mejor que un puño de supuestos,
eres lluvia en mi ventana cuando tu no estas.


Dany R.-



jueves, 4 de mayo de 2017


No tengo intención de recuperar el tiempo perdido.
Pero no quiero seguir perdiendo el poco que tengo

Dany R.-

lunes, 1 de mayo de 2017


Hoy y siempre la cultura ha sido un instrumento clasista.
Aunque idealmente entre más culto más ennoblecido de alma, la verdad es que la cultura se convirtió en un símbolo de poder.
Entre más poder, mas oportunidad de acceder a la cultura, y entre más cultura, más poder.
La cultura no solo tiene la facultad de ennoblecer un alma, también a una casta.

No es malo empaparse de la cultura y de las artes. No es malo conocer, no es malo saber. Se convierte en desdicha denostar a aquel que no ha tenido acceso a la cultura.
Conserva su nobleza aquel que la comparte.

Dany R.-
 

 

domingo, 2 de abril de 2017

No pierdas la oportunidad de sintonizar "NOVACK  RADIO"
Hoy domingo con su segmento de musica continua.

A través de:
https://suryayblog.wordpress.com/


viernes, 24 de marzo de 2017


El amor no es un juego...
Se entrega por completo o no se entrega nada.
Se ama a totalidad o simplemente no se ama.
Nunca se ama a medias, no somos mendigos del amor.


Dany R.


Sacrificium.

Las realidades vibran a una frecuencia, como si fueran cuerdas. Cuando las cuerdas se tocan generan un plano, un lugar donde se puede desarrollar algún tipo de existencia física. 
 En alguno de esos puntos, un plano es habitado por clanes de guerreros que son liderados por un grupo de dioses, guerreros y dioses conviven, en una existencia imperfecta, pero pacífica. Cada 250 años los dioses organizan una justa, de la cual, el vencedor, puede pedir cualquier cosa que su corazón anhele.
            Entre todos los guerreros uno de ellos se enamora perdidamente de una mujer, la adora con todo su ser, pero como sucede con otras realidades, la muerte se hace presente. Arrebatándosela de sus brazos, por designio de los propios dioses. Ante su dolor y jurándolo por su propia vida, toma su coraza, realiza una reverencia y se encamina al torneo que está por iniciar, con la única idea en su mente de ganar.
         Al evento acuden guerreros de todos los rincones del plano, los unos buscando la glorificación de su aldea, los otros buscando forjar la leyenda de su nombre pero uno solo con la esperanza de cumplir su más profundo deseo, ver de nuevo a su amada. Los dioses miran desde su palco, llenos de majestuosidad y desdén, la opulencia de su legado las hace poner mínima atención a lo que sucede abajo. Abajo, en la arena, una cruel y sanguinaria batalla se gesta por el único y mayor premio. La contienda era vehemente, una horda de guerreros fúricos por ganar, ansiosos de alzarse con la victoria.
            Uno a uno iba cayendo, derrotado, medio muerto o en el peor de los casos sin vida. Aquello era un festín para la muerte. Sin importar lo cruento de la batalla, lo cansado que se sentía y las heridas que envolvían su agraviado cuerpo, aquel guerrero que jurase ganar, se levantaba una y otra vez para seguir adelante, el cuerpo le dolía, pero no era comparable al dolor de su corazón. Uno a uno venciendo a sus oponentes y hermanos de batalla, uno a uno derrocando sus anhelos para poner por encima el suyo, hasta llegar al final. Los últimos dos hombres en pie debían enfrentarse. La lucha no dio tregua, las armas se hicieron presentes, golpes repartidos con tal brutalidad que la audiencia solo podía exclamar al imaginar el dolor que sentían. Tras una caída, el guerrero de corazón herido, sintió un momento de flaqueza, sintió como sus fuerzas lo abandonaron por un momento, tumbado en el suelo, sintiendo el sabor de la sangre en su boca y aspirando el polvo seco de la arena, recordó a la que amase en vida y con lágrimas en los ojos regreso al duelo, con un poder indescriptible, proveniente de los recuerdos de aquella que partió. La fuerza que poseía en ese momento era incontenible, los dioses maravillados de la fortaleza que emergía de aquel triste guerrero voltearon un tanto interesados, dejando a un lado su banalidad y su arrogancia, presenciando un espectáculo magnificente. Empuñando su maza con tal brutalidad, comenzó a golpear a su rival, una serie de golpes como si tratara de salvar su propia vida, su rival solo podía defenderse, haciéndose un ovillo y tras una serie de agresiones se alzó con la victoria, su rival permaneció inmóvil en el suelo, había ganado.
            Arrastras llegó donde los dioses, con la cara curtida en llanto, por el recuerdo de la mujer amada y la promesa de ver su sueño hecho realidad. El dios principal levantóse, tomo al guerreo de la cara y con una voz similar al estruendo de un trueno, exclamo “Eres el campeón, haz vencido frente a nosotros y mostrado tu valía, pide lo que quieras, nuestro poder no tiene límites para tu petición, riquezas, gloria, honor, lo que desees está a tu alcance”, El guerrero inclinado sollozando exclamo “que todo ser vivo sea feliz”. Tras hacer una reverencia ante la petición, el dios principal acotó “recuerda que todo tiene un precio”, lanzo una sonrisa sardónica. El guerrero cerró los ojos sin entender el alcance de aquella advertencia.
            Cuando abrió los ojos, se encontró en su casa, se apresuró a ponerse en pie y salió corriendo, todos en la aldea estaban contentos, reían, cantaban y bailaban en una perpetua celebración. Seguía sin entender la consigna de los dioses, pero no le importaba mucho, Si todos eran felices el lo sería también... El amaba tanto a aquella mujer que su única felicidad era verla con vida. A lo lejos la vio, la mujer que amaba con toda su existencia estaba de pie riendo… a su lado un hombre, la tomaba de la mano y la comenzaba a besar. Ella estaba viva pero la felicidad de ella nunca fue con él...
 
 
V.P. Terr

jueves, 9 de marzo de 2017


Luego de algunos meses, llueve de nuevo
y mágicamente retoman sentido los ritmos y las letras de mi música.

Me doy cuenta, que mi vida es algo parecido a lo que describía Benedetti:
"...siempre hay algo de tristeza en mis momentos más felices, al igual que siempre hay un poco de alegría en mis peores días.”
Es esto a lo que el uruguayo se refería…
Pero lo que él no describió en esta afirmación es el placer que causa,
como si de hacerle el amor al alma se tratara.
Es como sentirte conectado con lo más profundo de ti, con tu humanidad,
con tus pensamientos. Haciendo contacto con la necesidad de amar y ser amado.


En momentos así, eres consciente de tu fragilidad, de tu sensibilidad,
esa de la que recurrentemente huimos, esa que negamos y le gritamos al mundo haber perdido,
por la que tememos sea lastimada, burlada y engañada una vez más.
La que olvidamos, de vez en cuando darle un poco de paz y de vida, con el frio, con la lluvia,
con la música, con un café, con un cigarrillo o el silencio. A veces y porque no, hasta con la soledad. Nos olvidamos, no queremos y hasta lo evitamos
porque nos vendieron siempre la idea de que todo eso era malo,
porque olvidamos por un momento que éramos humanos.



Dany R.-
 
 

viernes, 24 de febrero de 2017


Qué triste es aquello de no encajar en los estándares.
Qué triste es ver a diario, por todos lados cuerpos perfectos, voces perfectas,
perfiles y rostros perfectos.
En las redes, en el transporte, en los modelos y hasta en los colegios.
Qué pena que mi cuerpo no se ajuste a ningún estándar de belleza, llegando a la conclusión de que soy casi amorfo. Con una figura que: "¡válgame dios!", en los círculos del culto al cuerpo. En ese lugar donde ni si quiera como flaco se sirve porque lo de hoy es tener marcado el cuerpo por todas partes; los tríceps, abdomen, cuádriceps, pectorales y hasta genitales.
Peor aún es y todavía más triste que en este momento, en este mundo lleno de prejuicios
y del estándar perfecto, uno este perdido, disperso, triste y sin saber cuánto se vale, no para ellos,
si quiera saberlo para ti mismo.

Dany R.-


 

viernes, 17 de febrero de 2017

...¿hecatombe en mi vida?
ni un tantito desgracia.
Eres luna inquieta, noche de versos, beso humedecido
aura y muy poquito distancia.
y todo, todo de ti lo llevo conmigo a todas partes.


Y aunque tú allá con tu mundo
 y yo aquí con el mío
nos esperamos valientes,
jóvenes esperanzados
beso humedecido,
ave repentina de mi pequeño puerto.



Dany R.

 

En los mejores abrazos no hay mucho que decir,
basta saber que ahí se está.

Y aunque nuestros silencios  no son abrazos
tampoco son soledades. Son más como un suspiro,
un te extraño que no se dice,
un vaivén y una espera de escuchar “te amo”
así, solito, sin tema, una sorpresa…

Dany R.-


 

viernes, 3 de febrero de 2017


Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador. Un buscador es alguien que busca. No necesariamente es alguien que encuentra. Tampoco ese alguien que sabe lo que está buscando. Es simplemente para quien su vida es una búsqueda.


Un día un buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él había aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó Kammir, a lo lejos. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada… Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, quizá por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción… “Abdul Taré, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días”. Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra. Era una lápida, sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar… Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción, se acercó a leerla decía “Llamar Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas”.
El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar, era un cementerio y cada piedra una lápida. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que lo contactó con el espanto, fue comprobar que, el que más tiempo había vivido, apenas sobrepasaba 11 años. Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó, lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
—No ningún familiar —dijo el buscador— ¿Qué pasa con este pueblo?, ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que lo ha obligado a construir un cementerio de chicos?
El anciano sonrió y dijo: —Puede usted serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré: cuando un joven cumple 15 años, sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgando del cuello, y es tradición entre nosotros que, a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella: a la izquierda qué fue lo disfrutado…, a la derecha, cuánto tiempo duró ese gozo. ¿Conoció a su novia y se enamoró de ella? ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos?, ¿tres semanas y media? Y después… la emoción del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso? ¿Dos días?, ¿una semana?, ¿y el embarazo o el nacimiento del primer hijo?, ¿y el casamiento de los amigos…?,  y el viaje más deseado…?, ¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano…?
¿Cuánto duró el disfrutar de estas situaciones?, ¿horas?, ¿días?
Así vamos anotando en la libreta cada momento. Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.

Jorge Bucay
(1999). Cuentos para pensar.
Buenos Aires: Editorial del Nuevo Extremo. Pp. 27-30.



miércoles, 1 de febrero de 2017









Me gustas cuando callas porque estas como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi vos no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estas como distante.
Y estas como distante y estas como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi vos no te alcanza:
deja que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como la lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estas como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


Pablo Neruda.-