domingo, 31 de mayo de 2015


Y que extraño es aquello de amar.
En la soledad apenas sabes lo que escribes e impacientemente
ahí estas, buscando sin ser buscado, amando
sin ser amado.

Eres amante concurrente de un lecho vació  y del frio.
Pareces más la oración que el verbo
pero para suerte del amoroso, le consuela saber que
el verbo se hace carne.

Pero cuando por fin llegas, lo haces temprano y sin avisar.
La tinta entonces se riega y las palabras se resisten,
se niegan, ya no hacen falta.
Al menos ya no es necesario hacer saber a la soledad lo tanto que te amaría,
lo mucho y tal vez casi poco que te andaba esperando.

Ya no hay frio ni horas que se ahoguen
en la amarga resaca de tu ausencia.
Eres temprano cariño. Eres por fin que verbo que se hizo carne.

Dany R.-

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